''Quien no quiso cuando pudo, no querrá cuando quiera'''

Y que razón tiene esta frase. Recuerdo cuando me la Dijiste, mirándome con esos ojazos que tanto me vuelven Loca, Con una pequeña sonrisa que dejaba ver algunos de tus Dientes tan perfectos. No recuerdo exactamente cual fue el motivo por el cual decidiste soltarme semejante Frase, pero lo que si se, es que me ayudaste a darme cuenta de algunas Cosas.
Se que no fui la mejor cuando estaba contigo, Soy extremadamente complicada, nada de lo que hacías me hacia ser feliz completamente. A veces te ponía pegas, y otras muchas veces un pero de por medio. En ocasiones era excesivamente caprichosa, si algún día llegabas pronto a buscarme, te decía que no me dejabas tiempo para arreglarme, y si llegabas tarde me pasaba el resto del tiempo replicandote por qué me tuviste más de una hora esperando. Siempre te pedía más. Y cuanto más me dabas, más estaba esperando de ti. Buscaba motivos para sacarte de tus casillas porque me encantaba ver tu cara de enfado, y había momentos en los que no me soportabas. Eso si, Te querría tanto, las 24 horas del día, los 60 minutos de cada hora y los 60 segundo de cada minuto que acababas harto de mi. Ni las agujas del reloj se atrevían a rechistar.

Había días que no me soportabas, que odiabas mi mal humor y que aborrecías mis celos, incluso había momentos que me odiabas. Pero recordabas que la rubita de ojos verdes que siempre llevaba las uñas pintadas de colores exagerados, que te exigía tanto y que nunca estaba conforme, te daba besos en cada esquina de la ciudad, y en cada farola, y en cada portal. Te daba mil abrazos de esos que da ella. Te regalaba una sonrisa cada segundo del día y te hacia más feliz de lo que nadie te hizo nunca. Me quedaba más de una noche despierta sólo para verte dormir. Te escribía notitas de papel con frases bonitas que me gustaba escribir por las mañanas, y te despertaba oliendo a su piel. Te pedía perdón por las veces que no se soporta ni ella, y odiaba sus celos incontrolables que te hacían enfadar. Te daba besos por la tripa y te hacia cosquillas hasta que no podías respirar. Te volvía loco, sabia como hacer que te enamoraras de sus defectos, de sus manías tontas y de sus detalles bonitos. No podía dejar de mirar tus ojos cada mañana y disfrutaba cuando te enfadabas hasta que la llenabas de besos sin querer. y Aquí empiezo lo bonito de la historia.